En primer lugar me
gustaría felicitar al autor porque es un artículo muy conseguido,
con una gran fuerza y una gran sensibilidad poética. Sin embargo,
hay varios aspectos en los que discrepo y por eso me gustaría
compartir mi opinión, especialmente con el autor.
En primer lugar, decir que
la Guerra Civil generó “mártires de uno y otro bando” me parece
correcto si se habla en general, pero no si se alude a una
beatificación, como es el caso del artículo. Me explico: la palabra
“mártir” tiene origen religioso pero se utiliza por analogía
para designar a las víctimas a causa de un ideal. Este sería el
caso de su uso en el artículo. Sin embargo, no hay mártires fuera
de la Iglesia en sentido estricto, y creo que el artículo del Sr.
Vicent debería ser más preciso al utilizar el término.
En sí, una
beatificación es un acto canónico en el que se declara solemnemente que ciertas personas están en el cielo. Se realiza una
investigación de la vida de esa persona y de las circunstancias de
su muerte, y si las conclusiones son que es razonable pensar que tal
persona está en el cielo, se procede a su beatificación. O sea que
no se trata de un acto político, ni de un homenaje... y por eso en
el caso de la ceremonia de Tarragona se cuidó tanto que no hubiese
banderas ni símbolos políticos, para evitar conflictos y que el
acto fuese estrictamente religioso. Así, no se nombró a las
víctimas del franquismo, porque no se sabe si están en el cielo o
no, hasta que alguien proceda a investigar la vida de esas personas.
Pero decir que a las víctimas del bando republicano “sólo les
cantan los pájaros en los árboles” y no los ángeles, aunque es
una opinión, nadie dice que no pueda haber republicanos en el cielo
-yo espero sinceramente que sí los haya, y soy católica-, aunque la
investigación esté por hacer.
Una frase del artículo
que me puso especialmente nerviosa es esta: “A los mártires de la
Iglesia les rezan los fieles de derechas”. Porque yo les rezo y no
me considero de derechas, como el mismísimo Papa Francisco, que hace
relativamente poco afirmó en una entrevista que él era de
izquierdas. Esta afirmación se basa en los tópicos del franquismo,
no en lo que es la vida ahora. Igualmente, describir las iglesias
como necesariamente de estilo barroco con retablos decorados con pan
de oro (¡que no “falso oro”!) es una visión bastante pobre de
lo que son las iglesias en la actualidad, que están decoradas de
maneras muy diferentes, especialmente las de construcción más
reciente. Le invito al autor a darse una vuelta por distintas
iglesias para constatar lo que aquí afirmo.
Y me parece curioso que se
tache de “acto provocativo” la beatificación, puesto que en
dicha ceremonia se dejó claro que los mártires perdonaron a sus
verdugos, contribuyendo ésto a su santidad. Sin embargo, el artículo
del señor Vicent sí que me parece provocativo, puesto que insiste
en crear diferencias y avivar las rencillas que quedaron entre los
dos bandos de la Guerra Civil.
Permitidme una última
consideración: según una visión más moderna de la vida, religión
y política ya no están unidos, como pasaba en cierta manera durante
el franquismo. Y si no se nombra beato a ninguna persona de ideología
comunista o anarquista, me parece lo correcto, porque ¿se puede
decir que está en el cielo alguien que no cree en su existencia?
Aunque puede ser que imaginando que un día se nombrase beato a algún
“republicano”, estoy segura de que también se crearía cierta
polémica y que alguno se quejaría de algo así como apropiación
indebida: la Iglesia tratando como suyos a gente que en vida se opuso
a ella. En el fondo, que no se mencionara a los fallecidos en la
Guerra Civil del bando republicano o a las víctimas del franquismo
en la beatificación del día 13 se trata de respetar la libertad de
conciencia, también de los difuntos.